Primera quincena de Junio de 2011. Barcelona. Montanyans 1 (Bº La Ribera)
Los primeros pasos de un padre primerizo son siempre patosos y poco precisos. Por suerte los bebés, aunque no tienen paciencia, tampoco se enfadan con quien los cuida (en eso son listos desde el primer día) y por eso dan mucho juego: las risas se mezclan con los llantos, los momentos de calma y tranquilidad con otros de prisas y nervios. Si, además, tienes abiertas las ventanas que dan a la calle, conforme avanza la mañana los sonidos de la gente que pasa, de los niños jugando en el parque, los pájaros, los ruidos de los comercios (como la sierra cortadora de la carnicería de abajo), los silbidos, el móvil que una vecina tiene en su balcón, las campanas, las sirenas, los ladridos del perro del vecino (entre otros), van configurando un flujo sonoro continuo que mezcla sonidos públicos y privados, articulados y simples, ambientales y de actividades concretas, con significado y anecdóticos... y todo aderezado con algo de música y algunas incursiones televisivas. Al final se forma un totum revolutum que nos envuelve y nos acompaña en nuestro día a día, prestemos o no atención ; lo aprovechemos o no.

Y hacer la comida... Hoy, crema de verduras (6/6)



Ahora seguro que Alea duerme más rato y me dejará hacer la comida. Hoy haré una crema de verduras... con puerros, cebolla, patata... un poco e aceite, sal.
El canto de un par de pájaros y el ladrido de un perro se cuelan en casa y hacen que pueda parecer una escena rural, pero el sonido sordo de la grúa del Borne se infiltra entre los primeros cortes de las verduras...
Mejor será si empiezo poniendo el cazo al fuego... la tapa... el agua... enciendo el fuego y, ahora sí, puedo seguir cortando los puerros, la cebolla y las patatas... y escuchar el paisaje. No hay ritmo, ni armonía, ni melodía, pero el canto de los pájaros, y su repetición casi constante; las voces de la calle (ahora dos árabes hablando, ahora una familia de turistas nórdicos; la grúa, sutil y obstinada;  y los ruidos de dentro de casa se trenzan, se suceden, se encuentran y se alejan, va y vienen...
(05:10) el golpeo de la tapa  de la olla, con su rítmica irregular, me dice que el agua empieza a hervir... Avisado por el timbre de una bici de la calle,  apago el fuego, saco del armario la batidora, la monto, la pruebo.. y le subo el volumen al ordenador en el que veo las noticias del 24h de tve.
Con todo listo, (08:15) comienza la sinfonía para batidora y verduras hervidas, trituradas en la misma olla metálica, interpretada por la batidora Braun de 300 wats... Un inicio lento e intermitente no es más que el preámbulo de la composición...(09:39) sus golpecitos finales... y Alea, ni se entera (que suerte).
(10:00) De vuelta del concierto de batidora (que lo tapaba todo) continúan las noticias, los pájaros, las voces, la olla, la sal...
(11:18) Llega la mamá... Alea está todavía medio dormida... Yo ando sigo ttranquilo y dispuesto a comer. Después dejaré que madre e hija disfruten de la tarde... y yo con ellas.

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