Primera quincena de Junio de 2011. Barcelona. Montanyans 1 (Bº La Ribera)
Los primeros pasos de un padre primerizo son siempre patosos y poco precisos. Por suerte los bebés, aunque no tienen paciencia, tampoco se enfadan con quien los cuida (en eso son listos desde el primer día) y por eso dan mucho juego: las risas se mezclan con los llantos, los momentos de calma y tranquilidad con otros de prisas y nervios. Si, además, tienes abiertas las ventanas que dan a la calle, conforme avanza la mañana los sonidos de la gente que pasa, de los niños jugando en el parque, los pájaros, los ruidos de los comercios (como la sierra cortadora de la carnicería de abajo), los silbidos, el móvil que una vecina tiene en su balcón, las campanas, las sirenas, los ladridos del perro del vecino (entre otros), van configurando un flujo sonoro continuo que mezcla sonidos públicos y privados, articulados y simples, ambientales y de actividades concretas, con significado y anecdóticos... y todo aderezado con algo de música y algunas incursiones televisivas. Al final se forma un totum revolutum que nos envuelve y nos acompaña en nuestro día a día, prestemos o no atención ; lo aprovechemos o no.

¿Un plácido despetar? (1/6)



10 a.m. Envuelto por el discreto tañido de las campanas de la catedral, los chirridos que producen los pájaros que revolotean junto a mi ventana y los golpes, dispersos pero decididos, de la escoba que maneja la limpiadora sobre los rodapiés de la escalera del edificio (hoy toca limpieza), me despierto una mañana de un día cualquiera de principios del mes de junio. Descansado y con un largo día por delante. Es cierto que estoy de baja por maternidad (compartida) y, por eso, no he de ir a trabajar, pero no es menos cierto que trabajo no me va a faltar, aunque sin salir de casa...

(02:00 ) Una vez me decido a levantarme, me encuentro con Alea más dormida de lo habitual... Pero prefiero despertarla porque en breve le tocará mamar y habrá que ir preparándolo todo...
Los sonidos de la calle (o mejor dicho del callejón de Montanyans), a la que da la ventana de la habitación, se hacen presentes hasta invitarte a participar, aunque sea de forma pasiva, de la conversación o de la situación que se esté produciendo... y las hay muy variadas.

(03:00) Nos vamos de la habitación y, ya en la sala de estar (cocinar y todo lo demás), dejo a la pequeña sobre su manta, estirada en el sillón, para que se despierte poco a poco y pueda estornudar tranquilamente...(es muy habitual). La puerta del balconcillo (que da a la esquina del carrers Carders y Allada Vermell) también deja que los sonidos del barrio se cuelen en la sala. Ahora la calle está bastante tranquila y predominan los pájaros que alternan con los balbuceos de Alea (y de su papá que también juega a balbucear).

(06:30). Ah... y claro que quiere comer... y el papá no tiene el biberón preparado, así que, mientras prepara el desayuno, tendrá que aguantar el llanto desconsolado de un bebé hambriento. Las prisas no son buenas para tranquiliza...
estas cosas....

(09:00) Y los besos no solucionan nada... Únicamente cogerla en brazos y darle un poco de movimiento la tranquiliza...

                                  



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